Mujeres que Fueron Pioneras en el Evangelio

 

Hoy día es muy triste ver cómo mujeres influenciadas por el feminismo están abandonando su valor propio y siguiendo ideales que van en contra del diseño de Dios. Estás mujeres jamás verían en el cristianismo un movimiento en el que a la mujer se le de un gran valor, por el contrario, creen que Jesús no es más que otro machista opresor. A continuación, voy a dar una corta lista del papel importante que desempeñaron ciertas mujeres.

1. Una mujer llamada María fue la primera persona en escuchar que el Mesías ya se encarnaría. (Luc.1:26-31)

2. Un grupo de mujeres, entre las cuales estaban María, María Magdalena y Salomé fueron las primeras en escuchar que Jesús ya había resucitado. (Mar.16:1ss)

3. Una mujer llamada María Magdalena fue la primera en ser llamada por su nombre por Jesús resucitado. (Jn.20:16)

4. Una mujer fue la primera en escuchar el evangelio en Samaria y a través de ella el evangelio invadió esta región. (Jn.4)

5. Una mujer llamada Lidia fue la primera convertida en Europa y después el evangelio llegó a su casa y a todo el continente. (Hch.16:14)

Todas estas mujeres tenían distintos trasfondos y posiciones sociales. La primera era una pobre mujer sin gran importancia en la sociedad, María Magdalena fue una prostituta despreciada por todos; la mujer samaritana era una despreciada mujer quien había fracasado en múltiples matrimonios Lidia era una mujer adinerada, Salomé tenía un esposo que al parecer tenía cierto prestigio entre los pescadores. Esto enseña que Dios estuvo dispuesto a usar grandemente a mujeres sin importar lo que ellas fueran o tuvieran.

Dios quiso usarlas y así lo hizo, según estos sucintos datos bíblicos, fueron mujeres las primeras en oír el evangelio, creerlo e impactar su entorno. Dios les contó las buenas noticias a ellas y ellas lo llevaron más allá. Si Dios quiere usar a las mujeres, Él seguramente lo hará, pero lo hará, si como todas estas mujeres, lo aman, y atentamente y con obediencia prestan atención a su voz contenida en las Escrituras.[1]

Dios puede hacer grandes cosas con las mujeres si ellas están atentas a su voz. Es hermosa esta importancia que Dios le dio a las mujeres en medio de una cultura en la que eran altamente menospreciadas. Una mujer no debe creerse la mentira que dice que el cristianismo oprime a la mujer, las mujeres también tuvieron un papel importante en el desarrollo del evangelio a través del mundo entero. Pudiéramos decir que el cristianismo, que supuestamente oprime a la mujer, fue esparcido a través del mundo entero gracias a la participación activa de mujeres,[2] ¿será que estás eran unas tontas mujeres que promovieron algo en contra de ellas? ¡No! Fueron mujeres que encontraron en Jesús lo único que les daba significado y valor como mujeres.

Una mujer no va a cambiar el mundo solo si se convierte en una gran empresaria y mucho menos desnudándose y expresando odio a los hombres. Su posición y valía no está en los ideales del feminismo, sino en el evangelio de Jesús. Estás mujeres de las que empecé hablando, casi que sin darse cuenta hicieron parte de hechos que realmente significaron mucho para la humanidad, ¿y por qué? porque escucharon a Jesús y quisieron caminar con Él. Ellas tuvieron un papel importante del que muchos hombres no hicieron parte. Dios las conocía, Él las creó, y sabía de sus temores y fortalezas. Sin embargo, las usó e hizo grandes cosas con ellas porque creyeron en el evangelio, ellas atentamente escucharon la voz de Jesús y le obedecieron en Sus caminos.

Escrito por: Jeffrey Álvarez

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[1] En lo absoluto esto aprueba que las mujeres sean pastoras o predicadoras. No vemos a ninguna de estas mujeres paradas en frente de una multitud. Por eso se hace la aclaración de que ellas obedecieron la voz de Dios. Una mujer que obedece a las Escrituras reconocerá su rol en la iglesia, pero sabrá que puede ser usada grandemente por Dios, sin necesidad de pararse en un púlpito.

[2] Por participación activa no se quiere decir: participación exclusiva. Obviamente que Dios uso a los varones también.