Cuando se estudia la doctrina del pecado original se hace referencia a la extensión del pecado y su impacto sobre todos los seres humanos.[1] En Ro.5:12 dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Claramente este texto afirma la universalidad del pecado de Adán a toda la humanidad. La teología reformada, a la luz de este texto, afirma que todos nacen con una culpa de pecado que los hace merecedores del castigo en el infierno, sin embargo, el por qué toda la humanidad es culpable de ese pecado y cómo se transfiere esa culpa no es algo en lo que haya mucho acuerdo. Por un lado, están los que sostienen una imputación federal o inmediata, y por otro, los que sostienen una imputación realista o seminal. Cada uno con sus argumentos a favor y críticas a la postura contraria.
La postura mayormente aceptada es la federal. Sin embargo, en la discusión es común observar a los autores de cada lado afirmando su postura en una radical negación de la contraria e ignorando las fortalezas de la otra. Hoekema dice: “la decisión que debería tomarse acerca de estas dos interpretaciones de la transmisión del pecado no es un «o esto o lo otro» sino más bien un «y esto y lo otro»”.[2] En este escrito presentaré la postura federal como la que tiene más fuerza bíblica, pero se demostrará que es necesario aceptar algunas de las afirmaciones que la postura realista tiene, esto se hará por medio de un intercambio de argumentos y críticas entre cada postura.
Imputación Federal
Esta postura afirma que Adán fue puesto como el
representante de toda la humanidad y que su caída afectó a todos. Los
federalistas ven que Adán fue puesto, no solo como el padre de la raza humana,
sino también como el representativo.[3]
El texto culmen de tal postura es Ro.5:12-21, en especial el v.12; Nótese las
siguientes palabras de Beeke: "La posición de Adán como cabeza federal o
representante del pacto de la humanidad en el pacto de obras encuentra su
argumento exegético más convincente en romanos 5”.[4]
Como se puede ver en la anterior cita, para esta postura es importante el
reconocimiento de un pacto de obras en Edén; la existencia de dicho pacto es
crucial para reconocer la culpa de pecado que fue transferida a toda la
humanidad por Adán.
- El v.12 afirma que el pecado entró en el mundo por Adán y que la consecuencia de ese pecado (la muerte), fue transferida a “todos los hombres”. A continuación, el apóstol hace una precisión sobre el asunto:
- v.15 por la transgresión de Adán murieron los muchos;
- v.16 la condenación fue por ese único pecado de Adán;
- v.17 por la transgresión de Adán reinó la muerte; v.18 la condenación vino a todos por el pecado de Adán; y
- v.19 la desobediencia de Adán constituyó a todos como pecadores.
En toda esta sección Pablo recalca que la historia de la
raza humana puede solo ser entendida en términos de la relación con Adán y la
imputación de sus pecados a la humanidad.[5]
Imputación Realista
Esta postura argumenta que Dios puede castigar a pecadores
nacidos con naturaleza pecadora solo si esa naturaleza misma es un castigo
justo por algo que hicimos.[6]
Los realistas afirman que la única forma en la que justamente Dios puede
castigar a las personas por el pecado de Adán es que estos en realidad hayan
estado allí cometiendo ese pecado junto con Adán, por eso recibe el nombre de
“realista”.
En Ez.18:2 dice: “¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este
refrán sobre la tierra de Israel, que dice: los padres comieron las uvas
agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?” Ante este popular dicho
en Israel Dios dice que se los va a quitar de sus bocas y afirma en el v.4: “He
aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo
es mía; el alma que pecare, esa morirá”. Según este pasaje Dios culpa de pecado
solamente al que lo comete, así que, si todos son culpables del pecado de Adán,
todos debieron haber estado allí.
De los textos más fuertes a favor del realismo es He.7. en
este pasaje se está argumentando que Cristo, quien es sacerdote según el orden
de Melquisedec, tiene un sacerdocio mayor que Leví. El autor nombra un momento
histórico en que Melquisedec bendijo a Abraham después de recibir sus diezmos afirmando
su grandeza, “sin discusión alguna el menor es bendecido por el mayor” (v.7). El
autor afirma que en este acto el mismo Leví fue bendecido y por tanto
Melquisedec es mayor. El problema es que todavía faltaba por nacer Isaac, Jacob
y también Leví. No obstante, según el v.9 Leví en efecto tuvo parte en todo
esto “y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví…”. Sin duda
alguna, este texto demuestra que antes de que Leví llegará a ser una persona
consciente, él hizo el acto de dar el diezmo “porque aún estaba en los lomos de
su padre…” (v.10).
Adán es el padre de toda la humanidad; genéticamente
hablando, todos vienen de él. Así que, relacionando esto con lo dicho en
Ro.5:12 se puede decir que el pecado pasa a toda la humanidad porque todos
estaban pecando con Adán ya que estaban en sus lomos.
Argumentos y críticas entre ambas posturas
Hasta este punto solo se ha presentado cada una de las
posturas de una manera positiva. A continuación, se nombrarán las principales
objeciones que se hacen contra cada una y se defenderán de la manera más
imparcial.
- El federalismo hace que los hombres sean culpables de un pecado que no cometieron:
Cómo ya se dijo anteriormente, es importante afirmar la
existencia de un pacto de obras para que el federalismo tenga más sentido, se
puede ver que aquellos que se oponen al federalismo como A. H. Strong niegan la
existencia de un pacto.
Volviendo al punto central de la objeción, si a las personas
les parece mal haber estado representados por Adán y ser culpables de su falta,
entonces les debería repudiar la idea de estar representados en Cristo y
recibir su justicia perfecta.
- La postura realista no puede demostrar estar en los lomos de Cristo para que su perfecta justicia les sea tenida en cuenta a ellos:
Ls federalistas agregan que en Ro.5:12-21 se hace una
comparación entre Adán y Cristo somo cabezas, y el paralelismo que hay entre
ellos dos; de modo que como sucedió con uno, debe suceder con el otro. Los
realistas no dejan de reconocer esto, sin embargo, hay que notar lo que Pablo, en
el quinto capítulo de Romanos, señaló desacuerdos y acuerdos.[7]
Por ejemplo: la obra de Cristo no fue para todo el mundo sino solo para los de
la fe; el pecado de Adán transmitió una corrupción radical al punto que la
persona solo hace pecado, la justicia de Cristo es un acto forense y no vuelve
a la persona perfectamente justa en sus actos.[8]
- La postura realista hace a las personas culpables de un pecado del que no eran conscientes:
Respondiendo de vuelta, el realista, usando 2Ti.1:9 “quien
nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino
según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de
los tiempos de los siglos”, demostraría que, si se puede recibir gracia en
Cristo antes de que se llegue a ser un ser consciente, es totalmente justo ser
acusado de participar de un pecado, aunque no hubiera plena consciencia ni
existencia individual.
- La postura realista compromete la impecabilidad de Cristo, si Cristo estaba en los lomos de Adán, Él también sería culpable de su pecado:
La respuesta que un
realista pudiera dar es que Cristo, si bien participa de la naturaleza humana
de Adán, su ser ontológico no deriva de parte de él; y en cuanto a su humanidad,
fue el Espíritu Santo quien lo engendró. En este asunto incluso el federalismo,
que afirma que Cristo estaba en representación de toda la humanidad, debe
explicar por qué Cristo, que es verdaderamente hombre, no estaba representado
por Adán.
- Si el realismo es correcto ¿por qué solo se estaba incluido en la culpa de un pecado específico de Adán y no en todos los demás:
Esta crítica es bastante fuerte, los realistas no obstante
pueden contestar como lo hace Hoekema: “Adán era una «persona pública» cuando
cometió el primer pecado. Entonces actuaba como nuestra cabeza, algo que no se
podría decir de él cuando cometió otros pecados luego, ni tampoco acerca de
nuestros padres y antepasados cuando pecaron”.[9]
Beeke también dice: “Adán fue predestinado no como persona publica, sino como
individuo, elegido en Jesucristo. Sin embargo, su caída fue como persona
pública”.[10] Pero
nótese que estas conclusiones de la postura realista se están apoyando en gran
medida del federalismo.
Hasta aquí, tal parece que el federalismo no depende tanto del realismo como sí sucede a la inversa. Es mejor reconocer que la culpa de Adán fue pasada a su posteridad porque él estaba en representación de ellos (federalismo); pero que sumado a esto había una unión real entre Adán y su posteridad. A mi parecer, el federalismo es más fuerte que el realismo, pero se hace bien en reconocer las virtudes de este último como complemento más que opuesto.
[1] R. C. Sproul, Todos
Somos Teólogos, Una Introducción a la Teología Sistemática (El Paso, TX:
Mundo Hispano, 2015), 117.
[2] Anthony Hoekema, Creados a Imagen de Dios, trad.
de José María Blanch (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005), 210.
[3] Luis Berkhof, Teología
Sistemática, trad. de Felipe Delgado Cortés (Grand Rapids, MI: Libros
Desafío, 2009), 289.
[4] Joel R. Beeke y Mark
Jones, Una Teología Puritana (Medellín, Colombia: Poiema Publicaciones y
Reformation Heritage Books, 2021), 263.
[5] Lloyd Jones, Romans: Assurance, An Exposition of
Chapter 5. (Edinburgh, UK: The Banner of Truth Trust, 1971), 178.
[6] Sproul, Todos Somos Teólogos, 125. Él no
se adhiere a esta postura ni la defiende, solo la explica.
[7] Caballero, Manual de
Teología, 147.
[8] Esta justicia perfecta, tanto
legal como ontológica, será algo para el futuro.
[9] Hoekema, Imagen de Dios, 209.
[10] Beeke y Jones, Teología
Puritana, 260.
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