El Oficio de Cristo como SACERDOTE y el Rol del Varón

Este es el tercero de una serie de artículos en los que estamos considerando los tres oficios de Cristo (Rey, Profeta y Sacerdote) y aplicándolos al rol del varón en el hogar. La Biblia en Ef.5:23-33 nos enseña que el varón es el representante de Cristo en el matrimonio y la mujer de la iglesia, de modo que lo que Cristo es, el hombre lo debe emular lo mejor posible.

Jesucristo es el profeta como Moisés, el sacerdote según el orden de Melquisedec y el hijo real de David

Cada uno de estos oficios es esencial para saber quién es Cristo y lo que vino a hacer, sin embargo, su oficio sacerdotal es el más básico de todos. Sus tres oficios son importantes, pero es de su sacerdocio del que la Biblia más se ocupa, ha de ser porque es el que tiene mayor relación con nuestra salvación.

No haré un exhaustivo tratado del sacerdocio de Cristo, sino que tomaré los elementos más importantes de la función sacerdotal y la aplicaré al rol del marido y padre de familia.

QUÉ ES Y QUÉ HACE UN SACERDOTE

El versículo clave para entender lo que un sacerdote es lo encontramos en He.5:1-4. Analicemos parte por parte esta porción y veamos las características esenciales del oficio de sacerdote:

Es un Mediador (1a): “Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere” el hecho de que sea puesto a favor de los hombres nos dice que un sacerdote es un mediador. Ellos están constituidos para interceder por el hombre ante Dios.

Se enfoca en los pecados (1b): “para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados” Según la segunda parte del versículo el enfoque del ministerio sacerdotal es el pecado del hombre delante de Dios. Es decir, el sacerdote no fue puesto para otra cosa que para interceder por los pecados del pueblo. Cf. 8:3

Es misericordioso (2-3): “para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados (2a)” Una característica esencial del sacerdote es la misericordia. La palabra “paciencia” usada aquí es del griego MetrioPateo que quiere decir: ser moderado en pasión; Tratar con gentileza. Un sacerdote tenía que constantemente estar escuchando los pecados del pueblo, pero su actitud no debía ser de juez, sino compasivo. Se nos da la razón del por qué, en la siguiente parte del versículo: “puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo” el sacerdote no era un hombre exento de pecados, él era un simple hombre débil que también pecaba, por eso no se debía exaltar contra su prójimo, sino considerar la condición de ellos al mirar su propia condición. Los sacerdotes debían ofrecer un sacrificio por sus propios pecados así como por los del pueblo, esto era un constante recordatorio de su debilidad.

Es llamado por Dios (4): “y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.” dos cosas nos dice este texto, la primera es que el sacerdocio es una honra y lo segundo es que este oficio es uno que se obtiene por el llamado de Dios y no por mérito, soborno, o cualquier cosa. En Ex.28 tenemos la descripción del llamado de Dios a Aarón.

JESUCRISTO ES UN SACERDOTE SUPERIOR

Ahora pasaré a mostrar que Cristo cumple cada una de las características de un sacerdote previamente nombradas. Sin embargo, las cumple a un nivel superior.

Jesucristo es el gran sumo sacerdote: En el Antiguo Testamento leemos de sacerdotes quienes oficiaban las cosas del culto, estos eran los pertenecientes a la tribu de Leví; también había un sumo sacerdote que era descendiente de Aarón y que podía entrar solo una vez al año al lugar Santísimo (He.9:7); Pero cuando se habla de Jesucristo se le titula el gran sumo sacerdote (He.4:15). El adjetivo “gran” no era aplicado a ninguno, solo se le aplica a Cristo, enseñándonos esto que Él es un sacerdote superior.

Jesucristo vino a pagar por nuestros pecados: Nuestro Señor no vino para arreglarle la vida a nadie, no vino para que tengas “tu mejor vida ahora”, Él vino exclusivamente a atender el verdadero problema del hombre, el pecado. La superioridad la vemos en que, a diferencia de los demás sacerdotes, él ofreció un solo y único sacrificio, pero su oficio sigue viéndose superior en que no solo ofreció el sacrificio, sino que Jesús mismo fue el sacrificio. Ningún sacerdote se sacrificaba por su pueblo. (He.9:11-12, 24-26)

Jesucristo es misericordioso: La siguiente declaración es suficiente: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote…” (He.2:17). Su misericordia es superior en que El vivió cada una de las cosas que nosotros hemos vivido, lo cual hace que se identifique muy bien con nuestras debilidades. Su misericordia también se puede apreciar más cuando notamos que fue contra Él mismo que pecamos; es decir, somos inclinados a ser compasivos cuando no se peca contra nosotros mismos, pero cuando alguien peca directamente contra nosotros entonces queremos tomar represalias. En cambio, no así Cristo quien es paciente con cada uno aunque pecamos contra Él.

Habíamos dicho que todos los sacerdotes eran débiles hombres que pecaban y morían, por el contrario nuestro Señor Jesucristo fue sin pecado y Él tiene un sacerdocio eterno (He.7:23-25, 27.

Jesucristo fue sacerdote por el llamado de Dios (5): “así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy” es mucho lo que podemos decir aquí, me limitaré en destacar que Jesús mismo no se autoproclamó sacerdote, sino que Dios mismo lo hizo. Su sacerdocio en este punto es superior porque no fue solo por llamamiento, sino por juramento. (Para ampliar esto lee He.7:20-21)

EL VARÓN COMO SACERDOTE DE SU FAMILIA

Como representantes de Cristo en el hogar tenemos que imitar este aspecto de su ministerio y portarnos como sacerdotes en nuestra familia. Sin embargo, reitero algo que ya advertí en los anteriores artículos: nosotros somos pecadores salvados por gracia y capacitados por Dios para hacer las cosas, no somos perfectos y por eso no podremos desempeñar nuestra labor sacerdotal a la perfección como Cristo, pero sí debemos esforzarnos en la gracia de Dios para hacerlo lo mejor posible.

El varón está puesto a favor de su familia: La autoridad que tiene el varón en su casa no es para enseñorearse de su esposa e hijos, sino para servirles. Como sacerdote este servicio es principalmente espiritual. Si en Israel no había sacerdote entonces el pueblo no se podía acercar a Dios ya que el mediador no estaba. No voy a decir que tu familia se acerca a Dios por medio de ti, eso sería un error porque hoy día todo creyente tiene acceso directo a Dios y no se necesita de un mediador humano común y corriente; ya contamos con Cristo como mediador. Sin embargo, sí debemos asegurarnos que nuestra familia esté teniendo una buena relación con Dios, velando por sus almas y tomando la iniciativa en el acercamiento al Señor. Lo que estoy diciendo es que nosotros no solucionamos el pecado de nuestra familia, pero sí estamos puestos para hacerlos que se acerquen al que da solución, por ejemplo: haciendo devocionales diarios, recordándoles la lectura constante de la Palabra y la oración, animándolos para congregarse a tiempo, creando espacios de consejería espiritual, etc.

Hay algo más que podemos aprender en cuanto a esto de que como sacerdote el varón es puesto a favor de los suyos. Piensa en que Cristo nuestro gran sumo sacerdote cargó con nuestro pecado, así mismo hay situaciones en las que nosotros debemos cargar con el pecado de nuestra familia, ¿cómo? Te doy dos ejemplos prácticos:

·         Imagínate que tuviste un conflicto con tu esposa en el que ella es la directamente responsable, es decir ella tuvo un pecado que les ha generado la discusión. Por alguna razón, alguien se dio cuenta del conflicto, sea porque los vio discutiendo o sin querer los escuchó, pero que tú también te diste cuenta. Tú deber no es ir a donde ese alguien y hacer quedar a tu esposa por el piso, lo que debes hacer es asumir la culpa de ese pecado, es mejor que tú quedes como el malo y no ella. Si ese que los escuchó chismea de ese suceso y dice que tú fuiste el malo, qué importa, somos varones, estamos hechos para soportar, pero si por el contrario se chismea de tu esposa, ella es más frágil y seguro le afectará más. ¿Te parece injusto? Entonces te debería parecer igual de injusto que el cordero puro y sin mancha, Hijo de Dios haya muerto por tus horrendos pecados.

·         Otra forma en la que cargamos el pecado de nuestra familia es no estar vociferando sus faltas. Padre, tú eres el sacerdote de tus hijos, no el noticiero de sus pecados, no estés diciendo a otros las faltas que ellos tienen. Se lo cuentas a otro adulto, ese adulto se lo cuenta a su hijo (amigo de tu hijo) y eso le será por vergüenza. Los sacerdotes no están para avergonzar, sino para interceder por los pecados. Lo mismo aplicado en cuanto a tu esposa. Es muy distinto entre risas contar cosas graciosas del hogar a decir a otros sus faltas de carácter. 

El varón se enfoca en los pecados de su familia: en He.5:1 pudimos ver que la preocupación del ministerio sacerdotal son los pecados. Varón, no está mal que quieras dar una buena economía a los tuyos, pero como sacerdote de tu casa debes preocuparte principalmente por los pecados de tu familia; asegurarte que estén andando en santidad. Si hay pecado, reprenderlo cuando sea el caso, pero por sobre todo interceder por tu familia delante de Dios rogándole que sea misericordioso con cada uno.

Job fue un padre que entendía bien esto, él actuaba como sacerdote de su casa; dice la Biblia: “Job se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días” (Job.1:5). Nosotros no nos levantaremos a sacrificar animales, pero sí a doblar rodilla y rogar por nuestra familia. ¿cuándo fue la última vez que te levantaste a interceder por los pecados de tu familia?

 
El varón debe ser misericordioso: Con la lectura del punto anterior pudiera crearse en nosotros una actitud orgullosa y de juicio hacia nuestra familia, por eso en este punto nos hace bien recordar lo que dice He.5:2-3 “para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo”.

Imagínate que eres un pintor de la talla de Miguel Ángel, o Picasso o Botero o alguno de esos grandes pintores, y te dicen que ayudes a uno que apenas y sabe sujetar un pincel, al que no le gusta la pintura ni quiere aprender, a que haga un cuadro de la misma calidad que los tuyos. ¡Imposible! Te volverías loco y te frustrarías, tú sabes demasiado, este principiante jamás será como tú. Pienso que es normal que en una situación así renunciemos y menospreciemos la capacidad del otro. Pero la gran diferencia en nuestro sacerdocio es que no somos en nada superiores a nuestra familia, ellos pecan y nosotros también, ellos son débiles y nosotros también, ellos necesitan perdón de pecados y nosotros también y como por si fuera poco es posible que seamos peor y caigamos más bajo que ellos. Por eso debemos ser pacientes, sabiendo que, así como les animamos a que se acerquen a Dios, nosotros también lo debemos hacer; como ponemos los ojos en sus pecados, debemos ponerlos en los propios y así como le pedimos a Dios que los perdone, debemos pedir por nosotros mismos.

El Sacerdocio del varón es puesto por Dios: El varón de familia debe entender aquí que su función sacerdotal es una honra como el versículo lo dice, hemos sido privilegiados al recibir este llamado, pero como todo privilegio demanda una responsabilidad. Además el varón debe entender que él ya es un sacerdote puesto por Dios, no tiene que ganarse el sacerdocio, tiene que cumplir con su oficio.

Esta honra se le da al varón porque como hombre debe ser fuerte para desempeñar todo lo que ser sacerdote implica. Para entender lo que esto conlleva vasta con considerar que Cristo por ser sacerdote tuvo que morir. 

En su oficio de rey Él gobierna, en su oficio de profeta Él anuncia la Palabra de Dios, pero en su oficio sacerdotal Él se sacrifica por su pueblo. El varón de la casa debe ser sacrificado por el bienestar espiritual de los suyos.

Leemos en las Escrituras de la ardua labor que hacían los sacerdotes para presentar los sacrificios. En el templo o en el tabernáculo ni siquiera había sillas para descansar. Varón, date cuenta de la gran responsabilidad que tienes; que el televisor, el fútbol, los amigos u otras cosas no te estén privando de cumplir bien tu rol, no sea que cuando te presentes en el día final delante de Dios te reprenda por haber sido un mal sacerdote de tu casa.

Los Oficios de Cristo no es un tema exclusivo de seminarios, por eso hablo de Piedad Inteligente, porque cuando se estudian estos temas teológicos vemos que sirven mucho para la vida diaria.

SOLI DEO GLORIA

Escrito por: Jeffrey Álvarez.

 

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