En ocasiones me he topado con creyentes que al preguntarles qué se necesita para ser salvos me responden con toda seguridad que se necesita creer o tener fe. La seguridad se les derrumba cuando les leo St.2:19 “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” y luego pregunto ¿cuál es la diferencia entre la fe de los demonios y la de un cristiano? La cuestión se torna un poco más confusa cuando recalco la palabra tiemblan, ya que aparentemente la fe de los demonios es mejor que la de un cristiano porque nosotros no estamos temblando ante Dios.

En las siguientes líneas explicaré cuál es esa diferencia y por qué la fe del cristiano es superior. Es obvio que la fe de los demonios no los salva, pero la de un cristiano sí, esto se debe a que su fe tiene 3 “C”.

1. Primera “C” CONOCIMIENTO.

Tal vez has escuchado esa expresión que dice “la fe es ciega” significando que la fe es una entrega vacía en algo que no se conoce bien. Creo que esa expresión está mal si queremos llegar a una fe salvadora porque es necesario tener un conocimiento, aunque sea básico pero sustancial, del pecado, el castigo en el infierno, la obra de Cristo, cómo ser salvo, el arrepentimiento, las promesas de vida eterna, el carácter santo de Dios, entre otros. Una persona que no tiene un conocimiento de esto va a tener una fe sin sentido.

En Ro.10:14 Pablo pregunta “¿y cómo creerán en aquel de quien no han oído?” se necesita oír de Cristo para poder tener fe salvadora. ¿Cómo creerá en Cristo alguien que no sabe quién es Jesús ni lo que hizo? ¿cómo va a creer alguien que no sabe que es un pecador? ¿para qué va a creer si no sabe que habrá un castigo eterno? Ro.1:19ss nos deja muy claro que cuando a las personas se les deja solo con la revelación general terminan desviándose y adorando a dioses creados a “semejanza de imagen de hombre corruptible”. Por eso es necesario tener un conocimiento desde las Escrituras para alcanzar la fe salvadora.

Seguido a esto, Ro.1:32 dice que hay personas que saben que habrá un juicio por los pecados, pero que aun así lo hacen y se complacen con los que lo practican, así que podemos ver que el simple conocimiento no es suficiente, se necesita la siguiente “C”.

2. Segunda “C” CONVICCIÓN

Hay muchas cosas que sabemos, pero de las cuales no estamos convencidos; por otro lado, puedo saber cosas, pero negarlas. La diferencia entre esta C y la anterior es que aquí hago referencia a un conocimiento del cual nos apropiamos, que reconocemos como verdadero por la sincera reflexión de la mente. Ejemplo de esto es la creación del universo, todos saben que Dios es el creador (por lo menos en las culturas desarrolladas) pero no todos aceptan esa verdad, algunos la rechazan y otros están convencidos. Todos saben que leer es bueno, pero no todos leen, solo los que están convencidos de esta verdad leen.

Sin embargo, la mera aprobación no es suficiente:

  • Nicodemo tenía buenas conclusiones “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Jn.3:2), sin embargo, Jesús le dijo que no había nacido de nuevo y por tanto no entraría al cielo. Su convicción no era suficiente.
  • En Hch.26:27 Pablo le dice al rey Agripa “¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees El apóstol pudo comprobar que el rey estaba convencido de lo que los profetas decían, pero no obstante en el v.28 el mismo Agripa manifiesta que por poco se vuelve cristiano, así que su fe no era salvadora.

El problema es que los demonios también tienen un conocimiento muy amplio de quién es Dios y están convencidos de su existencia y carácter por experiencia. En uno de los encuentros de Jesús con un demonio este le dijo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios (Mar1:24) Nota que aquí el demonio manifiesta tener un conocimiento del castigo eterno y también del carácter santo de Jesús. Sin siquiera preguntárselo afirmó con convicción la divinidad de Cristo. Por lo tanto, si queremos encontrar la diferencia entre la fe de los demonios y la de un cristiano debemos avanzar más.

Con lo dicho hasta aquí podemos ver que, si bien un Conocimiento es necesario y también una Convicción, no obstante, no son suficientes para ser salvos y nos dejan con la misma fe de los demonios. La siguiente C es la que eleva la fe del cristiano por encima de los demonios…

3. Tercera “C” CONFIANZA

He aquí el quid del asunto, ningún demonio confía en Cristo. Es muy distinto saber muchas cosas de Jesús que confiar en Él para ser salvo.[1] De igual forma hay personas que saben y afirman que habrá un castigo por los pecados pero no se han aferrado a Cristo como quien los puede salvar. Prefieren aferrarse a sus obras, sus dioses, pero no ha Cristo. Ellos pueden llorar por su alma, sufrir y atormentarse día a día, pero si no confían en Cristo jamás hallarán descanso. Esto fue lo que le pasó a Martín Lutero, él sabía y estaba plenamente convencido que habría un castigo por sus pecados; alguna vez alguien le preguntó si amaba a Dios y él respondió “¿que si amo a Dios? Hay veces siento que yo odio a Dios”, pero cuando entendió el evangelio y puso su confianza en Jesús entonces halló descanso.

Prefiero usar la palabra Confiar y no creer porque, en mi contexto y creo que en el de muchos, es más explícita y significativa. “Creer” suele ser usada de manera trivial y es un muy ambigua, ejemplo: creemos que 2+2 es 4, es algo que simplemente creemos sin afectar nuestra vida ni involucrar nuestro ser en eso. Usamos la palabra fe de la misma manera, por ejemplo: decimos que tenemos fe que nuestro equipo de futbol favorito ganará, aunque las probabilidades sean nulas. Seguido a esto, cuando le preguntas a alguien que si cree en Dios, esa persona va a decir que sí, porque piensa que creer es solo reconocer que Él existe. Por eso prefiero el uso de “confiar”.

Esta confianza debe descansar en Jesucristo. Jn.3:16 no dice “para que todo aquel que le cree a él”, sino que dice “para que todo aquel que cree en él” literalmente “dentro de él”. Creerle a Jesús es simplemente afirmar que lo que dijo es cierto, pero creer en Jesús implica la confianza en toda su persona. Así es la fe salvadora, una que descansa en el Cristo completo, su obra, sus palabras y su persona. En Mt.11:28-30 Jesús nos llama a ir a Él, es decir descansar y entregarnos plenamente.

Las tres C son importantes para llegar a una fe salvadora. Para que una persona pueda tener una fe que vaya más allá de la de los demonios es necesario que tenga la mayor cantidad de Conocimiento posible acerca de Jesús y su necesidad de salvación. Debe Convencerse de estas verdades, pero por sobre todo debe Confiar en Cristo para su salvación[2].

Finalmente defino la fe salvadora como:

 Una gracia divina en la cual confiamos en Cristo Jesús para perdón de pecados y vida eterna.

Escrito por: Jeffrey Álvarez.

 



[1] Mi punto aquí no es si existe la posibilidad de que un demonio sea salvo por medio de la fe. Eso no tiene nada que ver con el asunto.

[2] Esto se trata de nuestra responsabilidad humana y lo estoy viendo desde el plano terrenal. Por supuesto que todo depende de la gracia soberana de Dios.