¿Por qué cambié mi postura sobre el Milenio? – Por Sam Storms

 


Aunque crecí en una iglesia bautista del sur y estuve expuesto regularmente a las Escrituras, no recuerdo haber escuchado nada sobre un reino “milenial”, mucho menos la variedad de teorías sobre su significado y relación con la segunda venida de Cristo. Como muchos de mi generación, mi exposición inicial a la escatología bíblica fue al leer Late Great Planet Earth (La Agonía del Gran Planeta Tierra) de Hal Lindsey durante el verano de 1970.

Poco tiempo después compré una Biblia de Referencia Anotada de Scofield y comencé a devorar sus notas y a subrayarlas con más pasión que el texto bíblico que en ella se comentaba. Nadie, según recuerdo, me sugirió jamás que hubiera un punto de vista distinto al del premilenialismo dispensacionalista y pretribulacional de Scofield. Cualquiera que se atreviera a cuestionarlo era sospechoso de no creer en la inerrancia bíblica.

Cuestionando el Premilenialismo

Al graduarme de la Universidad de Oklahoma en 1973, comencé mis estudios en el Seminario Teológico de Dallas (STD). Mis profesores eran los más avezados del premilenialismo dispensacional: John Walvoord (entonces presidente de STD), Charles Ryrie [autor de Dispensationalism Today (Dispensacionalismo Hoy y The Ryrie Study Bible (La Biblia de Estudio Ryrie)] y J. Dwight Pentecost (autor de quizás el texto más influyente sobre el tema en ese momento, Eventos del Porvenir), solo por mencionar las más conocidas. Cualquier otra cosa que no sea la perspectiva premilenial dispensacional como se encontraba en la Teología Sistemática de Lewis Sperry Chafer y se enseñaba en las muchas aulas de STD se consideraba menos que evangélica. Lo único que recuerdo haber escuchado sobre el amilenialismo, por ejemplo, fue lo peligroso que era dado el hecho de que era popular entre los liberales teológicos que no tomaban la Biblia muy en serio.

El libro de Robert Gundry La Iglesia y la Tribulación se publicó en 1973, el mismo año en que comencé mis estudios en Dallas, para ese momento cayó como una bomba atómica teológica en el campus. Todos lo estaban leyendo, y más de uno se sintió atraído por su perspectiva postribulacional sobre el momento del rapto. Los debates en el aula, la cafetería y otros lugares fueron abundantes y bastante acalorados. Alguien obtuvo una copia de la tesis de doctorado de Daniel Fuller en la que criticaba la hermenéutica del dispensacionalismo, y se arrojó más gasolina al fuego.

Después de mi graduación del Seminario de Dallas en 1977, inmediatamente me sumergí en un estudio de todos los aspectos y escuelas del pensamiento escatológico. Durante los años siguientes, los dos volúmenes más influyentes y persuasivos que leí fueron La presencia del futuro: La escatología del realismo bíblico de George Eldon Ladd (él mismo un premilenialista histórico), y el libro de Anthony Hoekema La Biblia y el futuro (Hoekema fue un amilenialista). Vale la pena señalar aquí que la distinción entre Israel y la iglesia, en la que se basa en gran medida el dispensacionalismo, no pudo resistir el implacable asalto de Ladd o Hoekema.

Mi pecado imperdonable

No pasó mucho tiempo antes de que Ladd, Hoekema y Gundry, junto con algunos otros, me persuadieran de que no hay base en las Escrituras para un rapto de la iglesia antes de la tribulación. Eso fue, a los ojos de muchos, bastante malo. De hecho, recuerdo claramente el horror (créame, “horror” no es de ninguna manera un término exagerado para describir la reacción que percibí) en mi iglesia cuando hice saber que ya no podía abrazar un rapto antes de la tribulación. ¡Más de unos pocos estaban convencidos de que yo estaba bien encaminado hacia el liberalismo teológico! Pero cuando a principios de la década de 1980 abandoné el premilenialismo en todas sus formas, la reacción del público fue tal que habría jurado que había cometido el pecado imperdonable. No estoy sugiriendo que todos o incluso la mayoría de los premilenialistas dispensacionalistas se sientan así hoy (espero y oro para que algunos lo hagan), pero la atmósfera en las décadas de 1970 y 1980 era algo menos que amistosa para aquellos que se apartaron de la fe escatológica aceptada.

Mi salida del premilenialismo y la adopción del amilenialismo fue gradual y se produjo como resultado de dos descubrimientos mientras estudiaba las Escrituras. Primero, me dediqué a un examen completo de lo que el Nuevo Testamento decía que ocurriría en el momento de la segunda venida (o parusía) de Cristo. Lo que encontré fue un testimonio constante sobre lo que terminaría o comenzaría como resultado del regreso de nuestro Señor a la tierra. El pecado en la vida del pueblo de Dios, la corrupción de la creación natural y la experiencia de la muerte física terminarían con la aparición de Jesucristo. Además, se produciría la resurrección del cuerpo, el juicio final y la inauguración de los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva. Pero, ¿por qué es esto un problema para el premilenialismo?. Buena pregunta.

Desafíos bíblicos para los premilenialistas

Si usted es premilenialista, ya sea dispensacionalista o no, hay varias cosas que debe tener en cuenta:

Debe creer necesariamente que:

  • La muerte física seguirá existiendo más allá del tiempo de la segunda venida de Cristo.
  • La creación natural continuará, más allá del tiempo de la segunda venida de Cristo, sujeta a la maldición impuesta por la Caída del hombre.
  •  Los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva no serán introducidos hasta 1000 años después del regreso de Cristo.
  • Los hombres y mujeres incrédulos todavía tendrán la oportunidad de llegar a la fe salvadora en Cristo durante al menos 1000 años después de su regreso.
  • Los incrédulos no resucitarán finalmente hasta al menos 1000 años después del regreso de Cristo.
  • Los incrédulos no serán finalmente juzgados y arrojados al castigo eterno hasta al menos 1000 años después del regreso de Cristo.

Entonces, ¿Qué hay de malo en creer estas cosas, pregunta el premilenialista? Lo que está mal es que estas muchas cosas que los premilenialistas deben creer (debido a la forma en que interpretan las Escrituras), el NT las niega explícitamente. En otras palabras, en mi estudio de la segunda venida de Cristo descubrí que, contrariamente a lo que el premilenialismo requiere que creamos:

La muerte es derrotada y tragada en victoria en la parusía, la creación natural es liberada de su esclavitud a la corrupción en la parusía, los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva se introducen inmediatamente después de la parusía, toda oportunidad de recibir a Cristo como salvador termina en la parusía, y tanto la resurrección final como el juicio eterno de los incrédulos ocurrirán en el momento de la parusía. 

En pocas palabras, las descripciones del NT de la segunda venida de Cristo me obligaron a concluir que una era milenial posterior al regreso de Cristo, del tipo propuesto por el premilenialismo era imposible.

El segundo factor que me llevó del premilenialismo al amilenialismo fue un estudio de Apocalipsis 20, el texto citado por todos los premilenialistas en apoyo de su teoría. Al contrario de lo que me habían enseñado y creído durante mucho tiempo, llegué a ver Apocalipsis 20 como un apoyo firme e inamovible para la perspectiva amilenial.

Mi viaje escatológico y la defensa bíblica del amilenialismo ahora se pueden examinar con mayor detalle en mi libro, Kingdom Come: The Amilenial Alternative (Venga Tu Reino: La Alternativa Amilenial) (Mentor, 2013).

 

Sam Storms (ThM, Seminario Teológico de Dallas; PhD, Universidad de Texas) es pastor principal de la Predicación y Visión en Bridgeway Church en Oklahoma City, fundador de Enjoy God Ministries y miembro del consejo de The Gospel Coalition. Ha escrito numerosos libros, entre ellos Packer on the Christian Life y Practicing the Power. Él y su esposa, Ann, tienen dos hijos.

Traducido por Lcdo. Jhonny Romero Ravelo Original en: https://www.thegospelcoalition.org/.../why-i-changed-my.../

 

Publicar un comentario

0 Comentarios