Uno de los principales criterios, tal vez el más importante, que la iglesia utilizó para reconocer la canonicidad de un libro fue su autoridad o respaldo apostólico. Por lo tanto, si puedes comprobar que cierta carta no tiene la autoridad apostólica ni que fue escrita por alguien respaldado por un apóstol, has dado un certero golpe contra el criterio más importante respecto a la canonicidad. Si un libro no fue escrito ni respaldado por un apóstol, su inspiración tambalea y si tambalea la inspiración también la canonicidad y seguido a todo, pierde autoridad y puede quedar rebajado a un libro religioso como cualquier otro.
Por tanto, como la autoría apostólica de la
carta a los Hebreos es importante para defender su canonicidad, autoridad e
inspiración, en el presente artículo se darán 3 argumentos positivos que
demuestres que Pablo fue el autor humano de esta carta.
I. Primer Argumento: La declaración de Pedro en 2P.3:15-16.
Sin
lugar a duda el texto más certero en favor de la defensa de Pablo como autor de
Hebreos lo tenemos en 2P.3:15-16 “Y tened entendido que la paciencia de
nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo,
según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus
epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas
difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como
también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2Pe 3:15-16). Una
explicación del texto es necesaria.
1. Pedro
les dice a sus receptores que Pablo también les ha escrito. Es necesario saber
a quién le escribió Pedro esta epístola para así saber lo mismo de Pablo. No
tenemos una declaración expresa de la ubicación geográfica de los receptores al
inicio de la carta como normalmente se solía hacer. Pero hay un versículo que
nos arroja muchísima luz: 3:1 que claramente dice que esta es la segunda epístola
que Pedro les escribe, de modo que si en la primera epístola tenemos el lugar
de los destinatarios será el mismo para la segunda. Para nuestra bendición 1P.1:1
lo declara “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión
en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”. Aquí tenemos a los
destinatarios de las dos epístolas de Pedro.
Es claro entonces que Pedro
escribe su segunda epístola a los judíos de la dispersión y así mismo Pablo
según lo dicho en el texto en cuestión (2P.3:15-16). El punto es que de todos
los escritos paulinos no hay ninguno que haya sido dirigido a los judíos de la
dispersión, el único que coincide con esta descripción es Hebreos.
Algunos
tratan de refutar este argumento diciendo que es posible que Pablo les haya
escrito a gentiles en la dispersión y no a judíos, pero esto es absurdo y
desesperado. Jn.7:35 se refiere a los “dispersos entre los gentiles” los
cuales tienen que ser judíos. Stg.1:1 le
habla “a las doce tribus que están en la dispersión” por supuesto,
también judíos. Y Hch.2:9-11 nos da una lista de judíos dispersos en
distintas partes. Proponer la epístola a los Gálatas es además una manotada de
ahogado. Esa fue una epístola dirigida a una iglesia gentil, no judía. Si aun y
obstinadamente se afirmara que todos eran judíos no obstante, la región era
solo Galacia y Pedro dice que les hablaba a la dispersión que también incluye
el “Ponto, Capadocia, Asia y Bitinia”. Así que, resta aceptar que aquellos judíos
a los que Pedro les escribió son los mismos a los que Pablo lo hizo con su
epístola a los Hebreos.
Pero aún y
un crítico a la paternidad paulina de la epístola a los Hebreos hace un último
intento y dice que esa referencia de Pedro sí puede ser a una epístola escrita
por Pablo dirigida a los judíos de la dispersión pero que se perdió. No
entiendo por qué algunos están dispuestos a aseverar tal cosa ¿no es más fácil,
sencillo y temeroso de Dios solo aceptar la paternidad paulina?
Tal
crítica es rechazada por la siguiente razón: Pedro dice que eso que Pablo les
escribió algunos “indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras
Escrituras” equiparando ese escrito con el resto de las Escrituras
Sagradas, por tanto, es contra la doctrina de la preservación de las Escrituras
afirmar que la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre, simplemente
se perdió. Dios elevó Su Nombre y Su Palabra sobre todas las cosas (Sal.138:2),
de modo que si Su Palabra falla o se pierde, su Nombre (que se refiere a todo
Su carácter) también falla o “se puede perder”. Solo los que estén dispuestos a
sostener tales conclusiones e implicaciones pueden admitir que esa epístola se
perdió, pero al decir eso creo que demuestran tener mayores problemas
espirituales que deben atender antes de preocuparse más por la autoría de la
epístola a los Hebreos.
2. Un
segundo punto que nos demuestra que la referencia de Pedro a la carta escrita
por Pablo es la misma que Hebreos, es que según 2P.3:15 de lo que Pablo también
les había escrito era de la paciencia. Basta hacer una simple lectura de
Hebreos para darse cuenta de la constante insistencia del autor a la “paciencia”.
Esta palabra aparece 4 veces en Hebreos; 3 de ellas (6:12, 15, 10:36) para
referirse a la necesidad de la paciencia para alcanzar las promesas (que en la
carta se refiere a la promesa de salvación) y la otra (12:1) para la necesidad
de esta en la carrera cristiana. Además de esta referencia explícita,
encontramos otras expresiones que están relacionadas con el concepto de
paciencia
- 3:6, 14 Se habla de retener firme hasta el fin la confianza
- 6:11 Exhorta a mostrar la misma solicitud hasta el fin cf. 6:15
- 9:28 Cristo vendrá a salvar a los que le esperan.
- 10:23 Se habla de mantenernos firmes, sin fluctuar.
- 10:35 Anima a no perder la confianza.
- 11:1 Se define la fe como certeza de lo que se espera
- 12:3, 5 Se anima a no desmayar.
Una
persona que no es paciente sede ante la presión, no es capaz de esperar, pierde
la esperanza, vuelve atrás y se debilita. Por eso el autor una y otra vez anima
a sus receptores para que se mantengan. Todas estas cosas se pueden detectar
con una sencilla lectura de Hebreos.
3. Pedro
dice que Pablo habla según la sabiduría que la ha sido dada. La epístola a los
Hebreos es una en la que se puede comprobar la sabiduría de su autor por la
excelencia de su contenido y también por su estilo griego refinado[1].
Aceptar a Pablo como el autor es encontrar una relación precisa entre la
descripción de sabiduría de Pablo hecha por Pedro y el contenido de la epístola
a los Hebreos. Como dijo John Owen, quien también defiende la autoría paulina “Así
como Pablo ejerció la gracia de la sabiduría en todas sus otras epístolas, así
también en lo que escribió a los Hebreos” [2].
4. Como
último punto en la explicación de que esta descripción de 2P.3:15-16 encaja
perfectamente con la carta a los Hebreos, Pedro nos dice que entre esos
escritos de Pablo hay unas cosas “difíciles de entender”. Creo que son
muchas las partes de la Biblia que encajan con esta declaración, pero el único
libro del N.T. que dice tener algo difícil de entender es Hebreos “Acerca de
esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho
tardos para oír” (5:11). Era tan complejo lo que el apóstol quería decir
que se contuvo por las limitaciones en el coeficiente de sus receptores.
Seguido a
esto, (para terminar de hundir el clavo) Pedro llama “indoctos e
inconstantes” a los que tuercen los dichos de Pablo. Con una similitud
excepcional esto es prácticamente lo mismo de lo que el autor de Hebreos acusa
a sus lectores en 5:12 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto
tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros
rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis
necesidad de leche, y no de alimento sólido.”. Eran indoctos porque
no se les podía dar alimento sólido, sino leche; y eran inconstantes
porque ya era tiempo de que fueran maestros, pero se habían atrasado en el proceso.
II. La comisión de Pablo a los hijos de Israel.
Cuando el
Señor se le aparece en visión a Ananías (Hch.9:10) y lo envía en busca de Saulo
de Tarso le dice: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar
mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel”
(Hch.9:15). Respecto a esto A.W. Pink quien escribió un colosal
comentario de Hebreos y quien defiende la autoría paulina de este, dice:
“Aunque era distintiva y esencialmente el
"apóstol de los gentiles" (Ro.11:13), su ministerio no se limitó de
ninguna manera a ellos … es significativo que Israel sea mencionado en último
lugar, en armonía con el hecho de que su Epístola a los Hebreos fue escrita
después de la mayoría de las otras a los santos gentiles[3].
En Hechos
tenemos un registro que comprueba que Pablo llevó el nombre del Señor en
presencia de los gentiles, prueba de esto son todos sus viajes misioneros e
iglesias gentiles plantadas; también tenemos evidencia de que él llevó el
nombre del Señor a reyes, prueba de esto fue su exposición ante el rey Agripa
(Hch.26:2)[4].
Pero no tenemos una evidencia en el libro de los Hechos ni en ningún otro lado
de que él haya llevado el nombre del Señor a los “hijos de Israel”. Solo cuando
aceptamos la autoría paulina de Hebreos hallamos un cumplimiento de esa
profecía del Señor, por el contrario, tendremos que dejar esa profecía como
inconclusa.
Quiero
enfatizar más algo que dijo A.W. Pink en la anterior cita, pero que puede pasar
desapercibido. En el orden que se da la profecía de Hch.9:15 aparece en primer
lugar los gentiles, luego los reyes y en tercer lugar Israel. Es muy diciente
que esta es la secuencia en la que se desarrolla el ministerio de Pablo,
primero va a los gentiles, luego su exposición ante reyes (Agripa) y en tercer
lugar debería ir Israel, pero la historia queda inconclusa. Muchos
comentaristas están de acuerdo en que Hebreos fue escrito poco antes del 70
d.C. algunos otros abogan por una fecha más tardía 85 d.C. pero tanto los unos
como los otros, incluso más los que abogan por una fecha tardía dan razón al
hecho de que Pablo les escribió a los hijos de Israel en tercer lugar, dando un
cumplimiento cronológico de la profecía tal cual como está escrita.
Esto está
muy a fin con la dinámica que tiene el libro de Hechos. En 1:8 encontramos lo
que se ha considerado el bosquejo del libro. Los apóstoles debían ser testigos “en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Y
así, en este mismo orden se fue desarrollando su ministerio. En este orden van
predicando el evangelio y en este mismo orden va sucediendo el don de lenguas.
Por consiguiente, considerar un cumplimiento preciso y cronológico de la
profecía de Hch.9:15 está acorde con la dinámica de Hechos.
En
conclusión, estos dos argumentos bíblicos son muy favorables para aceptar a
Pablo como el autor, pero seguramente estarás levantando en tu mente algunas críticas contra Pablo como el autor. En el próximo artículo presentaré unas objeciones a las críticas más comunes (Puedes leer la segunda parte AQUI). Solo resta decir que
en lo que he leído de autores que concluyen que Pablo no es el autor nunca
hacen una crítica a los argumentos presentados aquí, solo los omiten[5].
SOLI DEO GLORIA
Escrito por: Jeffrey Álvarez.
[1]
Paradójicamente, esto último se ha utilizado para criticar la autoría paulina y
será tratado en el próximo escrito.
[2]
John Owen, An Exposition of the Epistle to the Hebrew, Vol.1 (West Linn, Or,
Monergism Books, 2019) P.121
https://www.monergism.com/thethreshold/sdg/owen/An%20Exposition%20of%20the%20Epistle%20to%20-%20John%20Owen.pdf
[3]
A.W. Pink, An Exposition of Hebrews (West Linn, Or. Monergism Books,
2018) P.19
[4] Si
la palabra “reyes” se usa en un sentido más extensivo que abarque a las
posiciones de autoridad, podríamos tomar en cuenta las veces que Pablo habló
ante distintas personas de autoridad como: el Tribuno Claudio Lisias (21:37 cf.
23:26); y ante el gobernador Félix (24:10).
[5] Tales
como John MacArthur, Juan Calvino, Clemente de Alejandría, Samuel Pérez, Simon
Kistemaker, David Gooding y C.S. Keener. Se les concede el hecho de que la
intención de cada uno no parecía ser el hacer una crítica exhaustiva a la
autoría paulina de la epístola a los Hebreos, sino solo un comentario de la
carta.
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